Karl H. Marx (1818-1883) estudio derecho, historia, filosofía en las universidades de Bonn y Berlín (Alemania) y se doctoro en Filosofía.
Cerrado el camino hacia la docencia universitaria en razón de su radicalismo, se dedico al periodismo. Exiliado, estudio en Paris el socialismo francés y la economía política inglesa. Finalmente se instalo en Londres. Durante muchos años asistió a las salas de lectura del Museo Británico.
En 1848, junto con Friedrich Engels, redacto El manifiesto del Partido Comunista. En 1867 publico el primer volumen del El Capital. Después de la muerte de Marx, Engels publico buena parte de sus manuscritos y los volúmenes II y III de El Capital.
La base de la teoría de Marx la constituía su análisis de la historia, que el fundaba en el materialismo dialectico. La concepción materialista de la historia arranca del principio de que la producción y el intercambio de productos constituyen la base de todo orden social. La validez de esta afirmación se apoya en que, en todas las sociedades que han aparecido en la historia, la división de clases ha estado determinada por aquello que se produce, como se produce y por la forma en que se intercambia la producción.
Según esta concepción, la causa última de todos los cambios sociales y de todas las revoluciones políticas no hay que buscarlas en las mentes de los hombres, sino en las mutaciones experimentadas por los métodos de producción y de intercambio. La fuerza básica en la historia es, para Marx, la estructura económica de la sociedad. Esto no excluye el impacto de las ideas, sino que ellas son un reflejo de la sociedad que las alienta.
El objetivo de la obra de Marx era descubrir las “leyes del movimiento” de la sociedad capitalista. Este filosofo construyo su modelo económico para demostrar que el capitalismo explotaba necesariamente a su clase trabajadora y que esta explotación conduciría inevitablemente a su destrucción. En este esquema la teoría del valor trabajo desempeña un papel importante. El capitalista obtiene el beneficio al adquirir una mercadería que pueda crear un valor mayor que el de su propia fuerza de trabajo.
Marx distingue entre los conceptos de fuerza de trabajo y tiempo de trabajo. La fuerza de trabajo hace referencia a la capacidad del hombre para el trabajo, el tiempo de trabajo es el proceso real y la duración del trabajo. El empresario paga al trabajador una cantidad igual al valor de su fuerza de trabajo, pero este pago equivale solo a una parte de la producción diaria del trabajador y, por lo tanto, solo a parte del valor que esta produce.
En este sistema, la clave de la explotación reside en el hecho de que existe una diferencia entre el salario que recibe un trabajador y el valor del producto que fabrica. Esta diferencia es lo que Marx llama plusvalía.
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